Cuaderno 51
El miércoles 31 de marzo de 1627 la compañía de Andrés de la Vega estrena en palacio La cisma de Inglaterra, drama trágico histórico, que Calderón compone a partir de la Historia eclesiástica del cisma del reino de Inglaterra (impresa en 1588) del jesuita Pedro de Ribadeneyra, que a su vez traducía libremente el De origine ac progressu schismatis Anglicani (impreso en 1585) de Nicholas Sanders, prelado católico apostólico romano. Más adelante veremos cómo Calderón transforma su fuente para crear su “máquina teatral”. La compañía de Andrés de la Vega tenía alrededor de 13 o 15 miembros. La cisma de Inglaterra tiene 12 personajes más músicos, soldados y acompañamiento. Siempre es útil, además de curioso, adentrarse en los detalles que tachonan las vidas de la gente de teatro de antaño, en este caso del autor de comedias Andrés de la Vega y su esposa, María de Córdoba (casados el 28 de agosto de 1615, vivían en la calle del León, en Madrid). De esta actriz se dice que «declamaba, antaba, tocaba varios instrumentos de música, danzaba, y en fin no hacía cosa que no mereciese generales aplausos y alabanzas». Marido y mujer debían sus respectivos apodos –él era ‘el Gran Turco’ y ella ‘la Gran Sultana’ – a las malas lenguas, por la relación amorosa que tuvo ella con don Pedro Téllez Girón, el duque de Osuna, quien le regaló unos tapices y alfombras orientales que había recibido del sultán de Constantinopla. Las infidelidades de ambos cónyuges nos resultan útiles para saber qué actores formaban parte de la compañía dirigida por él en 1627, cuando representaron nuestra Cisma. Y es peculiar, porque así como en La cisma de Inglaterra planeaba la sombra del divorcio entre Enrique VIII y Catalina de Aragón para poder casarse con Ana Bolena, ese mismo divorcio planeó en el matrimonio entre Andrés de la Vega y María de Córdoba…, dos veces. De hecho, gracias al primer pleito que tuvo lugar precisamente en 1627 hemos sabido fehacientemente algunos de los nombres de los actores que formaban la compañía ese año, ya que fueron testigos del mismo: Bernardino Álvarez, Fernán Sánchez de Vargas, Francisco Núñez (actor y bailarín) e Isabel Álvarez. En 1627 estaban también, se sabe por otro pleito de reclamación de deuda, Juan Malaña, Pedro Real y Juan Antonio Piñeiro.