El médico de su honra
de Calderón de la Barca.
Una de las más apasionantes obras de Calderón. Gutierre, obsesionado con la sospecha del amor entre su esposa Mencía y el infante Enrique, decide ser el «médico de su honra» y llevar a cabo un diabólico plan. Aquí está la sangrienta receta para curar los celos, el asesinato premeditado y consentido por la autoridad, el reino del secreto y la doble moral. Una historia asombrosa sobre la violencia machista.
Jesús Peña
Director del montaje
ESCENOGRAFÍA: Teatro Corsario
DISEÑO DE ILUMINACIÓN: Javier Martín del Río
DISEÑO DE VESTUARIO: Olga Mansilla
MÚSICA ORIGINAL: Juan Carlos Martín
SONIDO: Juan Ignacio Arteagabeitia (Atila)
Versión y Dirección
Jesús Peña
DOÑA MENCÍA: Ana Isabel Rodríguez
DON GUTIERRE: Carlos Pinedo
REY PEDRO: Julio Lázaro
COQUÍN: Luis Miguel García
LEONOR: Rosa Manzano
DON ENRIQUE: Rubén Pérez
DON ARIAS: Borja Semprún
JACINTA/LUDOVICA: Teresa Lázaro
Escrita a mediados del siglo XVII, El médico de su honra es una tragedia de mujeres en un mundo dominado por los hombres. Aquí está la sangrienta receta para curar los celos; el asesinato premeditado y consentido por la autoridad; el reino del secreto, la doble moral y los valores inquebrantables. La obra nos muestra las múltiples caras de esa sociedad machista que hemos heredado y que aún seguimos sin enterrar.
El autor introduce en un entorno cotidiano un elemento perturbador y no permite que nadie escape a las consecuencias. Somete a sus personajes a crueles pruebas y anota minuciosamente sus reacciones. En la casa de un matrimonio razonablemente feliz hace que, casualmente, aparezca el antiguo pretendiente de la esposa. Pongamos que el marido es un hombre extremadamente celoso y que una infinidad de detalles le llevan a desconfiar de su mujer. En ese entorno de valores tradicionales, un marido como don Gutierre podría emplear la violencia sin ningún escrúpulo, y es probable que la justicia de aquel tiempo le diera la razón. Pero resulta que el supuesto amante es nada menos que el hermano del rey, a quien debe lealtad. Así que don Gutierre lanza su rencor hacia su esposa. Cada razonamiento que hace sobre la conducta de ella le conduce al crimen. Calderón permite que los acontecimientos sigan su curso y no hace nada para detenerlos, aun sabiendo que al final está el abismo. La tipología y esquemas de la «comedia nueva» que acuñó Lope de Vega se convierten aquí en el espejo deformado de un orden social inamovible y siniestro a cuya cabeza se halla un rey incapaz de reír.
Como director he optado por una puesta en escena sobria, despojada. Un espacio acotado por muros de madera a modo de refugio, sugiriendo el interior de una casa, de un jardín o de un palacio donde la luz y la música determinan las atmósferas. Si bien esta propuesta prescinde de ornamentos, en modo alguno renuncia al carácter pictórico de las escenas, al exquisito vestuario y a la sonoridad de las voces y la música compuesta para la obra por Juan Carlos Martín. Me he propuesto que los actores no alberguen duda alguna sobre los significados de las palabras, que las hagan suyas más allá de la belleza de los versos. Es una apuesta, en definitiva, por lo esencial, en la confianza de que esta historia —fascinante, a mi modo de ver— cale profundamente en el público.
Jesús Peña
Director y autor de la versión
El médico de su honra
Trailer
Madrid
Teatro Pavón
Del 7 al 10 de mayo