El próximo 4 de octubre vuelve a los escenarios de La Compañía Nacional de Teatro Clásico la esperada obra “La Fortaleza” con texto y dirección de Lucía Carballal, diálogo contemporáneo a partir de le Castillo de Lindabridis de Calerón de la Barca.
La fortaleza gira en torno a la herencia: todo aquello -material o inmaterial- que recibimos de nuestros padres, también el patrimonio cultural que, como sociedad, heredamos de las generaciones que nos precedieron. ¿Qué hacer con todo ese pasado? ¿Qué nos mueve a preservarlo? ¿Podemos confesar que, a veces, no sabemos qué hacer con él? ¿Cuánto debemos dejar atrás para poder avanzar? Quizá cada persona, cada época, se define por el lugar que le otorga a sus ruinas.
Si bien el motor de la obra de Calderón es el afán de una princesa por heredar el reino paterno, La fortaleza aborda el anhelo de una hija por ocupar un lugar en la vida de su padre, arquitecto de éxito ya desaparecido con el que convivió poco y al que ya solo puede acceder a través de los edificios que construyó.
Poniendo el foco en la figura del padre, la autora y directora Lucía Carballal establece un nexo entre su propia biografía y El castillo de Lindabridis.
«Nunca pensé que mi padre, su ausencia y su arquitectura me darían la llave para acceder a Calderón, o que Calderón me daría la llave para acceder a mi padre al que no pude conocer demasiado», añade Lucía Carballal.
El elenco
La obra está narrada por tres actrices que ofrecen tres perspectivas, tres intentos de construir a un padre y al mismo tiempo escapar de él, tres maneras de mirar al pasado desde la contemporaneidad, tres diferentes puntos de vista que corresponden a diferentes etapas de la vida, porque con el transcurrir de los años cada vez que miramos al pasado lo hacemos de forma diferente.
Protagonizan la pieza las intérpretes Eva Rufo y Mamen Camacho y Natalia Huarte, actrices que han formado parte de la primera, segunda y tercera promoción de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico. Actrices versadas en el arte de la prosodia del verso clásico al haber dado vida a muchos personajes del Siglo de Oro puesto que, entre las tres, suman más de una veintena de montajes producidos por la CNTC.
Completan el equipo artístico Pablo Chaves Maza (AAPEE) responsable de la escenografía y del vestuario, Pilar Valdelvira (AAI) firmando una iluminación que busca la esencia con tonos básicos, claros oscuros y dentro de un código muy teatral. El diseño de sonido, responsabilidad de Benigno Moreno, trabaja con tonos duros y con armonías muy esenciales en la búsqueda de la esencia y la abstracción y enfatizando la propuesta escenográfica Elvira Ruiz Zurita a cargo del trabajo de videoescena.
La puesta en escena
El espacio escénico es muy conceptual, simula una sala de exposiciones de un museo de arte contemporáneo, con una escultura pendiendo del techo que representa una alegoría del castillo volador de Lindabridis, y relacionándola con los edificios -fortalezas – que como arquitecto construyó el padre de la autora. Una escenografía que nos habla del vínculo con el padre, de lo inalcanzable, de la relación entre lo terrenal y lo ideal.
«Todos los mecanismos que he encontrado para distanciarme y para encontrar sensaciones de ruptura los he intentado aprovechar, y el espacio es uno de ellos».
«La reflexión que hay de fondo era buscar una estética que fuese exactamente la contraria de la que, a priori, se asocia al teatro clásico, a una obra del Siglo de Oro. Una sala de arte contemporáneo en la que la pieza es casi indescifrable y necesitamos una cartela que nos explique cuál es el significado de la obra», explica Lucía Carballal.
La Fortaleza es una obra honesta, profunda y muy personal que estará en cartel en la Sala Tirso de Molina desde el 4 al 20 de octubre.
Con el objetivo de llegar a todos los públicos, la CNTC ha organizado un encuentro con el público el miércoles 9 de octubre.
Fotos: Sergio Parra.