«Me he divertido. Ustedes perdonen pero no creo que sea malo que los directores se diviertan». Es Adolfo Marsillach (Barcelona, 1928 – Madrid, 2002), una de las figuras más importantes del teatro contemporáneo en español. Contribuyó a la renovación de nuestra escena desde diversas facetas artísticas: la interpretación, la dirección, la autoría o la gestión.
Con motivo este año de los 20 años del fallecimiento del fundador de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, hemos organizado la exposición Adolfo Marsillach soy yo, que pretende dar a conocer la trayectoria vital y profesional del creador teatral.
Palabra e imagen se dan la mano en esta muestra compuesta por 37 fotografías y 15 escritos del propio Marsillach procedentes del fondo documental de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Conviven fotografías de diferente índole: del Teatro de la Comedia en 1986, año de la fundación de la CNTC («Cabría preguntarse: ¿por qué una Compañía Nacional de Teatro Clásico? Y podría responderse: porque es necesaria»); de Marsillach como intérprete en Hamlet; de sus montajes como director y actor en Mi adorado Juan, Marat-Sade, Tartufo o Sócrates; de sus montajes claves como director, como El arquitecto y el emperador de Asiria, La tempranica, Los locos de Valencia, Antes que todo es mi dama, El burlador de Sevilla, El vergonzoso en palacio, La gran Sultana, Fuenteovejuna, Don Gil de las calzas verdes, El médico de su honra (hablando de esta obra aseguró: «Poseo la inmensa fortuna de vivir en un mundo que no es el de todos los días. Un mundo en el que todo -y nada- es posible») o El misántropo; o de las obras teatrales que escribió, como Yo me bajo en la próxima ¿y usted? o Mata-Hari.
Escribió Marsillach: «Creo en el teatro como algo vivo—llevo años repitiendo la misma copla—» Como sus palabras; como su persona.
La exposición Adolfo Marsillach soy yo es de libre acceso y puede visitarse en el vestíbulo del Teatro de la Comedia hasta el 26 de marzo.