Cuaderno 57
La intriga típica de la comedia palatina se desarrolla en un palacio noble, en una geografía lejana, más o menos exótica pero en todo caso no española, en un tiempo impreciso o remoto, y tiene como protagonistas a personajes que pertenecen a clases sociales muy dispares: un-a noble y un-a villano-a o hasta un-a salvaje, hasta que tal
diferencia acaba anulándose gracias a un reconocimiento que devuelve al personaje socialmente inferior su verdadera identidad, propiciando el desenlace matrimonial.
El perro del hortelano se mantienen todos estos rasgos, menos la procedencia del personaje socialmente inferior, es decir Teodoro, que no es ni villano ni salvaje, sino un cortesano letrado, aunque, como dice de sí mismo, no tiene padre conocido: «que soy hijo de la tierra / y no he conocido padre / más que mi ingenio, mis letras / y mi pluma»