Antonio y Cleopatra
de William Shakespeare
Shakespeare siempre nos desborda. Su capacidad de entrelazar historia, política, amor apasionado, pulsión de muerte, sentido de Estado, humor y un sinfín de elementos que nos constituyen como seres humanos hacen de esta obra uno de sus grandes hitos dramáticos.
Antonio y Cleopatra es una obra crepuscular. Asistimos al final de una determinada concepción política del mundo y, también, al de unas cuantas vidas humanas que no quieren verse manchadas por la indignidad.
Vicente Molina-Foix asegura que este es uno de sus “Shakespeares” preferidos, y nos ofrece una versión y traducción profundamente respetuosas con el verso y la prosa del bardo inglés.
Ayudante de escenografía
Juan José González
Escenografía
Ricardo Sánchez Cuerda
Iluminación
Javier Ruiz de Alegría
Ayudante de vestuario
Mónica Teijeiro
Vestuario
Gabriela Salaverri
Creación musical
Luis Miguel Cobo
Ayudante de iluminación
Leyre Escalera / Óscar Sainz
Caracterización
Toni Santos
Director adjunto
Jorge Torres
Traducción y versión
Vicente Molina Foix
Dirección
José Carlos Plaza
Producción
CNTC / Festival internacional de Teatro Clásico de Mérida
Reparto
Ana Belén
Ernesto Arias
Javier Bermejo
Rafa Castejón
José Cobertera
Elvira Cuadrupani
Israel Frías
Lluís Homar
Carlos Martínez Abarca
Luis Rallo
Olga Rodríguez
Fernando Sansegundo
Madrid
Teatro de la Comedia
Sala Principal. Del 23 de septiembre al 7 de noviembre de 2021
Encuentro con el público. 30 de septiembre de 2021
DURACIÓN DE LA OBRA: 2 horas y 50 minutos con descanso incluido
Festival Internacional de teatro Clásico de Almagro
Teatro Adolfo Marsillach
Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida
El humor, la acción, la total ruptura de las unidades de tiempo y lugar, personajes fascinantes, mezquinos, grandiosos, profundos, superficiales y un lenguaje cautivador, siempre innovador, imaginativo e increíblemente lúdico son los elementos que Shakespeare utiliza en su obra.
Dicen que bastaría esta obra para demostrar lo que un autor puede hacer con un tema y convertirlo en teatro.
Entrar en la obra es sumergirse en un mar de vida, de colores y formas. Imaginación reflejada en imágenes enormes, deformadas, engrandecidas, potentísimas frente al orden —la lex romana—, la guerra y la ambición de poder.